domingo, 17 de abril de 2011

Marcas II

¿Querías que lo siguiera? Siento la tardanza pero aquí está otra parte de "Marcas". Espero que te guste melocotón.


Era tarde cuando terminé de arreglarme, pero no me importaba, la noche era joven, y había mucho ambiente en la ciudad siempre. Salí dispuesta a acostarme con la primera persona que encontrase, no tenía pareja, así que no sentiría remordimientos, o eso pensaba. Llegué a un pub, era pequeño sin música, era un lugar tranquilo para beber y charlar. Vi a un grupo de universitarios, y pensé en acercarme a ellos para hablar, pero me fijé en alguien que estaba apoyado en la barra, esperando que le sirvieran una copa. Me preparé, extrañamente, ni sentía miedo, ni vergüenza, ni siquiera pensaba en su posible respuesta, solo podía pensar que lo quería para mí y nadie más.
Me acerqué a la barra, cerca de él, y pedí en la barra lo mismo que él pidió, no supe como lo había adivinado, pero solo por oler su bebida, sabía que era un White Label. Se sorprendió que me pidiera lo mismo solo unos instantes después que él, se me quedó mirando y rompí el silencio incómodo.
-¿Tan extraño te parece que me tome una copa?- Le espeté como si no lo hubiese hecho aposta.
-No, claro que no, pero has pedido exactamente lo mismo que yo.
-Bueno, tampoco es tan extraño, mucha gente bebe y seguro que coinciden.
-Sí, tienes razón, perdona- me contestó apartando la mirada.
-No pasa nada. Me llamo Selene.
-Yo soy Alan, encantado.
En ese momento pensé que lo tenía en el bote, y así era, pero preferí no lanzarme, por si acaso mi instinto me fallaba esa vez.
-Bueno, ¿estás aquí solo? - Le pregunté sin apariencia alguna de interés, pero la verdad es que me moría por saber si venía solo o no.
-Sí, bueno, al menos de momento. He quedado con unos amigos, pero por la hora que es, creo que no van a aparecer, ¿y tú?
-Yo he venido sola, me apetecía salir y salí sin más.
-Que atrevida- ahí era el momento que yo esperaba, se estaba soltando.
-Eso dicen, ¿te apetece dar una vuelta y bailar un poco?
-¿No debería ser yo el que dijera esa frase?
-Soy una chica atrevida.
No hizo falta poco más para estar metida en un baño de discoteca, encima suya, gritando de placer y excitación. Me besaba con ansia, y yo me dejaba sorprendida de tanto que estaba sintiendo, era una experiencia totalmente nueva, a pesar de que no era la primera vez que practicaba el sexo. Notaba perfectamente como atravesaba el cuello, recorría mis paredes internas y tocaba el fondo de mi cuerpo, era una sensación perfecta... que no duró mucho, aquel muchacho no aguantó mucho más de 20 minutos que se me hicieron los más cortos de mi vida. Fue mi gozo en un pozo, pero no me importó, nos despedimos y no volvimos a vernos, y yo volví al acecho de más hombres.
Fui a otra discoteca diferente, en esta se escuchaba salsa, así que pensé que serían más ardientes los hombres de aquella discoteca, tanto que vi a uno bailando con intensa pasión, que parecía que la vida le iba en ello, y la salsa es uno de los bailes que me parecían, y me parecen, puro sexo en la pista, así que no dudé en acercarme a él, con mis mejores pasos de baile que sabía. Le llamé la atención pues se fijó en mí y se acercó bailando, hasta cogerme de la cintura y empezar a darme vueltas y vueltas en un baile sensacional. Cuando terminó la canción hablamos un poco, lo mismo que con Alan, pero de este no me acuerdo su nombre, podría decir que solo me acuerdo del nombre de Alan porque fue el primero de mi nueva vida, y alguno que otro más. A mi bailarín le invité a casa, allí estaría más tranquila y podría estar más pendiente a su cuerpo, que de si pedían entrar al baño. Se desnudó en cuanto entró en la habitación, su pene estaba totalmente erecto y listo para la marcha, y yo encantada me tumbé en la cama a esperarlo, tocándome y mojándome para él, estaba lista para lo que fuera, y él había sido elegido.
Lo empezamos a hacer lentamente, hasta que empecé a vociferar que me poseiera como si no existiera un mañana, y empezó a manejarme como si fuera de papel, me encantaba esa sensación de ser dominada, así que me dejaba sin rechistar, a excepción de los gritos de satisfacción y felicidad que me inundaban la boca. Esta vez, este hombre en concreto, duró mucho más que la primera vez, estuvimos haciéndolo durante más de dos horas seguidas, sin parar, teniendo los mejores orgasmos que hasta ese momento había tenido. Hasta que llegó el mal...