martes, 25 de enero de 2011

Día a día

Cada día que pasa, te quiero un poco más, cada día que pasa, te echo más de menos, cada día que pasa, me cuesta más estar sin ti.
Es una tormeta que empieza el lunes, con nubes oscuras amenzando con hacermme derrumbar, pero se apaciguan un poco mirando nuestras fotografías. Le sigue el martes, con unas pocas lágrimas a modo de gotas de lluvia. Así llega el miércoles, ya se desencadena la tormenta que me impide ver la luz solar que eres tú, y lucho por seguir hacia delante sin miedo al mañana; hasta que llega el jueves y hay un poco de calma y sosiego, en el que pienso en todo y sé que no es tanto lo que esperar hasta estar contigo par siempre. Y por fin es viernes, un gran sol me acompaña llá donde voy, sea día o noche y respiro contenta al fin. El sábado reboso felicidad, me siento como en una preciosa nube y no paro de reír y ser feliz si estoy contigo. Pero irremediablemente llega el domingo, y de nuevo el sol se va, sin saber bien cuando volverá, en ese momento empieza de nuevo la lucha.
Pero no te preocupes, porque por ti vale la pena luchar hasta el fin de los días y más.

lunes, 24 de enero de 2011

Marcas



Llegada la medianoche empecé a tener sueño, fui a dormir tranquilamente, al día siguiente no tenía que ir a trabajar, así que no me preocupaba excesivamente la hora. Me acerqué al baño para darme una ducha, abrí el agua, y esperé a que saliera templada para meterme dentro de la bañera. Me enjaboné cada una de las partes de mi cuerpo, desde la planta del pie, subiendo hacia las rodillas, masajeé mis muslos, y seguí hacia el pubis. Me empecé a excitar, y jugueteando con el agua me sentía muy bien y seguí acariciándome, cada vez más rápido, hasta que mis piernas empezaron a temblar, pero aún así seguí, me metí dos dedos y ya no aguanté más. Había llegado al clímax total.

Terminé de ducharme, y cogí la toalla que tenía más a mano, no entendía muy bien que me había pasado, pues nunca antes me había excitado con un simple baño. Me fui al espejo y me desenredé el pelo con el cepillo de púas morado, pero lo solté de inmediato al recogerme el pelo hacia atrás. Me examiné el hombro, tenía dos dentelladas muy extrañas, no parecían humanas, pero tampoco de animal, estaban muy separadas, como si los colmillos fueran cada uno diferente. No sabía que hacer así que me quedé ahí, mirándome el hombro, embobada en esas dos marcas. Decidí intentar descubrir que era, pero sabía que no iba a descubrirlo fácilmente, sólo sabía que tenía una irrefrenable sed de sexo.

Solo pídelo

Quien quieras que sea seré,
Quien quieras que te ayude seré,
Quien quieras que te salve seré,
Quien quieras amar seré.

Porque tú eres mi razón de ser,
Porque tú eres mi guía,
Porque tú eres mi ángel guardián,
Porque tú eres quien más amo.