lunes, 10 de diciembre de 2012

Opiniones, opiniones

¡Y aquí llego yo!

¡Buenas noches amado lector que lees de vez en cuando este blog!
¿Cómo se encuentra usted hoy?

Bueno, me ha faltado un poco de tiempo para escribir yo también, sobre la última gran novela erótica: 50 Sombras de Grey. Para todos aquellos que no les guste la saga, por favor les invito a salir ahora mismo del blog, o puede que empiecen a soltar espuma por la boca y no es mi intención. Las salidas se encuentran arriba a la derecha, en un cuadradito con una X (en la mayoría de los casos, roja), arriba a la derecha haciendo un simple click en "siguiente blog", o arriba en la X pequeña de la pestaña si usas Google Chrome, o Mozilla Firefox, (si usas Google Explorer... lo siento). Gracias.

Bien. La trilogía que me ocupa, aunque muchos les cueste admitirlo, es una buena trilogía. Le faltan cosas, es verdad, y puede que a veces repita otras, pero al fin y al cabo cumple la misión literaria, enganchar. Y es que el tema del BDSM no es un tema que pase por alto a nadie, y más en una sociedad donde todos los tipos de prácticas sexuales ajenas al sexo convencional, llama la atención, y el sadomasoquismo no iba a ser menos.

Pero no vengo a hablar del BDSM en sí, si no a la novela. Tiene un poquito de todo, puede que tire demasiado al principio del masoquismo para enganchar y luego caiga en una novela erótica sin más, pero no se puede negar que es una gran novela erótica, con su puntito policíaco y todo. Pero siempre es más fácil criticar que hacer una novela propia, y por mucho que critiquen, lo que en realidad duele es que una novela que para muchos no tiene nada fuera de lo normal, enganche tanto.

Christian Grey, ese gran multimillonario que todas adoran, y que al principio no entendíamos por qué les gustaba tanto, en la segunda novela se empieza a ver el por qué. No voy a contar nada relevante por si alguien quiere leerlo. Lo que atrae aunque no se diga es el misterio y el tabú que tiene el masoquismo, esa doble vida que lleva el protagonista, multimillonario de día, dominante de noche. ¿Y por qué no admitirlo? Si gusta una cosa, ¿por qué no probarla? Ahí está lo que a todos os duele, que a partir de esta novela puedes ponerte en la piel de Anastasia Steele, sufriendo y a la vez sorprendiéndote de que te guste. Simplemente da rienda suelta a la imaginación de cada uno, y si se prueba y gusta, ¿quién tiene el poder de decir que eso está mal?

Yo sólo doy mi opinión como lectora, y mi recomendación, son tres novelas que aun con la extensión que tiene, es muy amena, muy fácil de leer, y muy adictiva. Y si a partir de aquí se sueltan las ideas, mejor que mejor.

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