domingo, 14 de abril de 2013

Mi alegato

Mi señor inquisidor, a la respuesta a esa pregunta que me hace, sólo puedo declararme inocente.

Inocente de haber destruido una iglesia de mi Dios emperador, una iglesia corrompida por demonios que sólo deseaban ver una ciudad llena de tristeza, maldad y odio hacia mi Dios emperador. Sin mi desesperado ataque la iglesia hubiese sobrevivido, sí, pero ¿a qué precio? Al precio de que estaría totalmente el caos en ella, que un Dios oscuro habría podido traspasar la barrera de lo bueno y lo malo, para llenarlo todo de maldad.

Sí, soy psíquica, y como tal me siento orgullosa de poder oír a mi Dios emperador, y escuchar de su propia voz como quería que desmantelara ese cruel crimen hacia su eminencia. Ese clérigo no estaba en su sano juicio, estaba embriagado por el poder. La única salida era utilizar el poder que Dios emperador en toda su gloria me dio y fulminar a ese clérigo y la iglesia corrompida.

El otro caso del que se me acusa, la planta petrolífera, bueno, no lo puedo explicar. Como he dicho antes, soy psíquica, y el único que puede entender mis poderes es Dios emperador, no creo que haya nadie aquí que pueda juzgarme mejor que él, así que si en algún momento alguien me tiene que juzgar por algo que ni siquiera yo llego a comprender, mejor que sea él y no usted, y perdone mi desfachatez.

Además, yo soy la única que está sirviendo en todo su esplendor a Dios emperador, ya que soy yo quien trae otro psíquico para poder ayudarle, porque si él me lo pide, yo se lo daré para poder alimentarse y que así vuelva a la vida, que termine su letargo y pueda estar de nuevo entre nosotros.

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